Algunos medios de comunicación como El País (2021) en el artículo “Los profesores solicitan productos de higiene femenina en los colegios para combatir la pobreza menstrualse han hecho eco de esta situación que afecta a las mujeres, que tiene una especial incidencia en jóvenes estudiantes. El planteamiento de la noticia resulta alarmista. Ahora bien, sin duda, de la lectura de este artículo periodístico se deduce una grave problemática; bien es verdad que falta un estudio riguroso y científico que permita entender la dimensión del problema. 

En tanto esa circunstancia llegue todo conduce a pensar que un porcentaje determinado de jóvenes estudiantes, con pocos recursos económicos, especialmente en determinadas áreas de las grandes ciudades tienen dificultades para acceder a productos de higiene íntima femenina. Paralelamente el problema se relaciona con un bajo nivel cultural, y escasa integración social. Todo esto dificulta aún más el acceso a medidas que palíen el problema La solución por la que optan algunas familias es dejar que sus hijas permanezcan en casa durante la duración de la regla. 

Sin duda, como resulta de algunas evidencias (Escocia y Nueva Zelanda) se pueden dar pasos encaminados a conseguir que ninguna mujer se vea afectada por la pobreza  menstrual. En sociedades avanzadas como son las occidentales, esto parece algo justo y razonable en todos los casos.

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